miércoles, 19 de febrero de 2014

Monotonía

Lenta y monótona suena la misma melodía en mi cabeza, la de los tacones sucios por el fango de la calle.
Miles de miradas se detienen a mi paso, vigilando cómo inhalo el humo de un cigarro, donde perdurará el carmín de mis labios.
Colilla efímera que habita en la calle del olvido, donde me desangro desde los intestinos.
Putrefacta carne mortal e innecesaria que dibujas la silueta de mi cuerpo, sólo eres el vicio de las personas lascivas, no necesito que me atrapes con tus garras fibrosas.
Quiero sentirme libre por un instante, sabiendo que pase lo que pase no habrán consecuencias, que estoy por encima de lo material y lo intangible, que los sentimientos son burdas mentiras que permiten que las mariposas se cuelen en mi estómago y recreen un baile sinuoso.
Ser feliz... Qué precio tiene. Me hundo, no respiro, sólo lo finjo. Qué sentido tiene existir, qué es a existencia... Realmente esto es la pesadilla de la cual, aunque te pellizquen, no puedes despertar.

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