martes, 3 de junio de 2014

El mayor de los deseos

Creemos vivir en la cordura, dentro de la realidad, pero no nos damos cuenta que estamos creando la mayor de las desventuras.
Fingimos ser alguien que realmente no somos, nos envolvemos en nuestro propio manto opaco, ocultándonos de la verdadera esencia, ya que es más sencillo crear algo ficticio.
Las risas, las lágrimas... los gemidos de tu alcoba ahogados y desgarradores crean el eco de la inconsciencia. Te reprimes y cobijas en ti mismo porque desconfías de aquellos que te arropan entre sus brazos, pues el dolor provocado por el reflejo de sus almas ha podido contigo y te alejas reptando por las llanuras, clavándose en tu pálida piel los puñales que te lanzan desde arriba.
Una vez me contaron que el dolor que te aportan esos filos cortantes llenos de odio hace que resurjas de tus propias heridas, siendo así inmortal... Haciéndote cada vez más fuerte... Pero todo tiene un precio. Y es el renunciar a aquello que deseas por encima de todo...