lunes, 13 de enero de 2014

Trasformándonos en monstruos

Arenas de la imaginación donde se pierden mis deseos más profundos, donde me aferro al miedo de perder la cordura y acabo undiéndome en la miseria y en el olvido.
Ya no existen los sentimientos, ni las emociones. Nos atrevemos a huir de cosas que pueden hacernos daño automutilándonos cada día. No nos atrevemos a amar, pues nos volvemos vulnerables. Preferimos ser bestias deformes y descontroladas, entradas en cólera y enfermizas, aisladas en su armadura de piedra.
Queremos ser aquél soldado valiente que se planta ante el peligro afrontando cada golpe y luchando por conseguir aquello en lo que sueña, aquello que desea. Por desgracia nos hemos olvidado de ser valientes, de arriesgarnos a vomitar la sopa de palabras que nos tragamos por miedo y esto hace que nos convirtamos en monstruos situados en el desierto de las emociones.

sábado, 4 de enero de 2014

Imaginarte

Estremecerme hasta la muerte, que cada parte de mí se desate hasta caer en el descontrol de mi cuerpo, cubrir cada recobeco del tuyo llenándolo de promesas y sueños que no perdurarán y de repente encontrarnos en el silencio vacío de aquella habitación. Frente a frente sin importar que nuestros actos acarreen consecuencias, que el órgano que me da la vida enloquezca con el tacto de tus dedos, que se pierda por la orilla de tu boca.
Necedidad de verte, de sentirte, de tenerte... Al principio nada, ahora todo y finalmente la parca, abalanzándose contra mí, dandome la libertad, haciendo que nada ya importe.
Saber que nada va a pasar porque nada es para siempre y no puede surgir un sentimiento de algo que en realidad nunca ha existido. Por qué engañarse, es más fácil cerrar los ojos e imaginarte. Así soy más feliz.