sábado, 26 de octubre de 2013

Figura pétrea

Comienza el tiempo a enegrecerse por los habismos en los que habitan los sentimientos marchitos de recuerdos del pasado. La barrera interminable de piedra se mantiene firme e inherte ante los habitantes que desean cruzarla. Sólo una pequeña obertura deja que la vida brote dentro de ese mundo protegido de las angustias que nos torturan, pero nadie ha sido capaz de adentrarse en los misterios que allí se esconden.
En el exterior se escuchan berridos y golpes ensordecedores, estruendos que asustan hasta al héroe más valiente que exista. Bestias infames acumulando fuerzas para romper aquel caparazón, aquella armadura pétrea que se alza altiva ante el peligro.
Si lograra alguien derrocar a los monstruos de las cabernas e introducirse dentro de aquel paraiso sin herirlo y matarlo por dentro, el muro se resquebrajaría. Aquél lugar ya no necesitaría protegerse, pues tendría a alguien para sentirse más fuerte que su gélida armadura de piedra.